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domingo, 11 de mayo de 2008

PROPUESTA: CÓDIGO DE ÉTICA DEL ADMINIOSTRADOR DE DESASTRE Y GESTIÓN DE RIESGO



PROPUESTA: CÓDIGO DE ÉTICA DEL ADMINIOSTRADOR DE DESASTRE Y GESTIÓN DE RIESGO


CAPÍTULO I


OBJETO Y ALCANCE

Artículo 1.- Objeto
Este Código tiene por objeto fundamental normar una conducta invariablemente digna para los servidores públicos en la atención de desastre y gestión de riesgo, respecto a los principios y valores éticos básicos para el ejercicio de sus actividades que responda a las necesidades de la sociedad tanto en la gestión integral de riesgo; como en la prevención y atención de emergencias y desastres.

Artículo 2.- Administración para Desastres
Es la planificación, organización, dirección y control de las actividades relacionadas con el manejo de desastres en cualquiera de sus fases: Antes, Durante y Después.

Artículo 3.- Administrador para Desastres
Persona que posee capacidad, responsabilidad y autoridad para la toma de decisiones en cualquiera de las fases del ciclo de los desastres.
El egresado como Licenciado en Administración de Desastres y Gestión de Riesgo implica tomar conocimiento del presente Código y asumir el compromiso de su debido cumplimiento.
A los efectos de este Código las expresiones "Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo" y "Servidor Público" tendrán un mismo y único significado.

Artículo 4.- Hechos Contrarios a las Normativas
Todo servidor público que conozca de cualquier hecho contrario a la normativa dispuesta en el presente Código, que atente contra los principios contenidos en el artículo 7, está en el deber de informar a los directivos de la institución donde preste sus servicios el presunto infractor.

ÁMBITO DE APLICACIÓN





CAPÍTULO II



ÁMBITO DE APLICACIÓN

Artículo 5.- Ámbito de Aplicación
Los Principios, Valores Éticos, Deberes Morales y Prohibiciones Éticos que se establecen en el presente Código de Ética del Administrador de Desastre y Gestión de Riesgos serán asumidos y cumplidos de manera consciente y responsable por los futuros servidores públicos en la Licenciatura de administración de desastre, y sobre aquellos servidores que se desempeñan en la Función Pública de la administración de desastre y gestión de riesgo en todos los niveles y jerarquías, bajo cualquier modalidad de vínculo laboral o prestación de servicios, permanente o temporal, sin perjuicio de las normas, códigos o manuales vigentes.


Artículo 6.- Función Pública
A los efectos del presente Código, se entiende por función pública toda actividad temporal o permanente, remunerada u honoraria, realizada por una persona en nombre o al servicio de las entidades de la Administración Pública, en cualquiera de sus niveles jerárquicos.

PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS DEL ADMINISTRADOR DE DESASTRE

CAPÍTULO III

PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS DEL ADMINISTRADOR DE DESASTRE

Artículo 7.- Principios Éticos
El servidor público en la Administración de Desastre deberá reconocer como suyas; como también actuar bajo los siguientes principios éticos:
· El Licenciado en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; deberá velar por los bienes públicos.
· El interés colectivo predomina sobre el interés personal
· El imperativo del Licenciado en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, es salvaguardar vidas y bienes en todas sus formas sin dar ningún tipo de prioridad al estatus social
· El propósito del Licenciado de Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, es coadyuvar al mejoramiento de las condiciones de vida de la población Venezolana
· El Licenciado en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; de acuerdo a su importante funciones en la gestión integral de riesgo mantendrá informado a las comunidades de los vulnerabilidades y amenazas de su entorno
· La función primordial del servidor público en Administración de Desastre es atender a la ciudadanía sin priorizar el estatus social.
· El Licenciado en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; como ente de la administración pública deberá rendir cuentas a la sociedad sobre su gestión.
· Gozarán los ciudadanos del derecho a participar en las determinaciones públicas de su entorno que les afecten.
· Los servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; fomentará la credibilidad de la sociedad en las instituciones públicas
· El servidor público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo contribuirá en la construcción de generar una cultura en torno a la reducción de riesgos y a la actuación en casos de emergencias y/o desastres
· El Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo; respetará en todo momento el medio ambiente protegiendo los recursos naturales la diversidad de fauna y flora.

Artículo 8.- Valores Éticos
01.- BIEN COMÚN
El servicio público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo es un patrimonio que pertenece a todos los ciudadanos
El servidor público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; no debe permitir que influyan en sus juicios y conducta, intereses que puedan perjudicar o beneficiar a particulares en menoscabo del bienestar de la población; es por ello, que el servicio público de la administración de desastre y gestión integral de riesgo es un patrimonio que pertenece a todos los ciudadanos donde todas sus acciones y decisiones, deben estar dirigidas a la satisfacción de las necesidades e intereses de la sociedad, por encima de intereses individuales.

02.- COMPROMISO
Entrega con responsabilidad en cada una de sus acciones
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; en el marco de sus funciones deberán siempre asumir un comportamiento de entrega con responsabilidad y conscientes de las implicaciones que tienen con la población; en cada una de sus acciones al desarrollar y coordinar políticas que contribuyan a la prevención, mitigación, reducción de riesgos socionaturales y tecnológicos como también en la atención de las amenazas que están expuestas estas comunidades.

03.- CONDUCTA
Siempre con una actitud digna, educada y cortes
Los principios y valores deben estar presentes en las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; tanto en la atención de emergencias y/o desastres; como en las acciones y relaciones cotidianas en su entorno social, siempre mantener, en todo lugar, una actitud digna, educada y cortes, que sea un vivo ejemplo de conducta.

04.- DECORO.
Honor, respeto, dignidad y decencia es el trato del Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo
La actuación de los servidores público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo para con los ciudadanos que requieren o demanden de sus servicios, deberá estar basados en el decoro, en un trato con honor, respeto, dignidad y decencia, prudencia ante cualquier tipo de circunstancia en el lenguaje y en la manera de conducirse durante su actuación en el desarrollo de funciones y actividades asignadas en la gestión de riesgos y manejo de emergencias.

05.- CORTESÍA
Ser un servidor público en la Administración de Desastre demanda siempre de una actuación cónsona
El Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo, deberá cuidar que su trato sea siempre educado y digno, especialmente ante la comunidad; con un lenguaje correcto, modales comedidos durante el ejercicio de las funciones y tareas asignadas en la gestión de riesgos y manejo de situaciones apremiantes en casos de desastres; con presentación personal que haga que se enaltezcan no sólo de la eficiencia profesional, sino también de la calidad humana

06.- DISCIPLINA
Al estudiar los procedimientos tácticos con que se enfrenta una emergencia, o desastre se comprueba que se requiere trabajar en equipo, por lo que es requerida la Disciplina
Lealtad, obediencia y subordinación; son las bases de la Disciplina y debe ser parte del desenvolvimiento normal permanente de conducirse el Administrador de Desastre, como también en el desarrollo del duro trabajo en la atención y administración de emergencias y desastres hace imprescindible que se actúe con máxima disciplina.

07.- EFICACIA.
Aptitud, competencia, para obrar en el trabajo que desempeña
La eficacia comporta la realización de los diferentes programas y planes tanto gubernamentales, administrativas o comunitarios en la prevención y actuación de desastres al menor costo para los contribuyentes, en el menor tiempo posible; para el logro óptimo de los objetivos planteados.
08.- ENTORNO CULTURAL Y ECOLOGICO
Férrea voluntad de respeto, defensa y preservación de la cultura y del medio ambiente
Nuestra cultura y el entorno ambiental son nuestro principal legado para las generaciones futuras, por lo que los servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; en la ejecución de sus funciones serán los actores en la corresponsabilidad de promover en la sociedad su protección, conservación y llevar su afectación a la mínima expresión en casos de desastres. Que esta misión se refleje en sus decisiones y actos.

09.- EQUIDAD
El servicio público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; esta dado a todos los miembros de la sociedad, sin importar sexo, edad, raza, credo, religión o preferencia política.
La equidad obliga actuar, sin ningún tipo de preferencias y sin consideración de género, religión, etnia, posición social y económica u otras características ajenas y sólo en razón del mérito, legalidad, motivaciones objetivas y justicia. El Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo; no debe permitir que influyan en su actuación, circunstancias ajenas que propicien el incumplimiento de la responsabilidad que tienen al brindar los servicios de gestión de riesgos, manejo y atención de desastres a quienes que por situación adversa la requieran

10.- GENEROSIDAD

Actitud sensible y solidaria, de respeto y apoyo hacia la sociedad y demás entes públicos con quienes interactúa.
El Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo debe ofrecer una conducta con magnanimidad y nobleza hacia las personas o grupos sociales que carecen de los elementos suficientes para alcanzar su desarrollo integral; por encontrarse de una forma u otra; afectados por algún evento adverso o simplemente demanden algún servicio.

11.- HONESTIDAD
Conforme a lo Razonable, moderado y la decencia que exige las buenas costumbres.
La honestidad de los servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; debe prevalecer en el desenvolvimiento de sus funciones en las diferentes etapas del ciclo de los desastres; lo cual, exige actuar siempre con fines primordiales que excluyen cualquier comportamiento en desmedro del interés colectivo, de aquellas comunidades que requieran de sus servicios.

12.- HONRADEZ
El cargo público no se utilizará para obtener algún provecho o ventaja personal
El servidor público en Administración de Desastre y Gestión Riesgo; no deberá buscar o aceptar a su favor o de terceros compensaciones o prestaciones de cualquier persona u organización que puedan comprometer su buen desempeño en la gestión integral de riesgos; y en la atención y administración de emergencias en casos de desastres.

13.- IMPARCIALIDAD
Actuación sin conceder preferencias
El compromiso del servidor público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; es con toda una sociedad; es por ello, que debe tomar decisiones y ejercer sus funciones de manera objetiva en el manejo del riesgo y la atención de emergencias y desastres, sin prejuicios personales y sin permitir la influencia indebida de otras personas; por lo que debe actuar sin conceder preferencias o privilegios a organizaciones o a personas.

14.- INTEGRIDAD
Comportamiento íntegro e intachable, atendiendo siempre la verdad
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; deberán asumir un comportamientos íntegro e intachable en el marco de los principios y valores éticos, acorde con las necesidades y aspiraciones de la población Venezolana, en materia de prevención y atención de emergencias y desastres como también en la gestión integral de riesgos.

15.- JUSTICIA
Conducirse invariablemente con apego a las normas
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, garantizarán que la comunidad reciba un trato basados en la eficiencia, la transparencia e igualdad en el establecimiento de las políticas del Estado, relacionados en el cumplimiento de la misión de la gestión del riesgo; preservando siempre el interés general sobre el particular.

16.- LEALTAD
Conducta fiel y noble; no dando lugar a la traición y al engaño
El Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo, debe dar un esfuerzo real y sincero por ser “uno más en el equipo”, lo que significa que procurará en lo posible cumplir sus deberes con la mayor fidelidad posible; ya sea en su ambiente laboral, en la comunidad, en el desarrollo de sus actividades propias de gestión de riesgo o en la administración de emergencias y/o desastres

17.- LIDERAZGO

Promotor de valores y principios en la sociedad al contribuir en generar una cultura preventiva en materia de desastre
El servidor público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; tiene una responsabilidad especial; ya que, debe convertirse en un decidido generador de valores y principios éticos y coadyuvar en fomentar la credibilidad, la confianza y apego a la verdad de la sociedad en las instituciones públicas, al fomentar en esta sociedad conductas que promuevan una cultura preventiva con lineamientos en los planes de prevención y atención de emergencias y desastres

18.- OBJETIVIDAD
Trato justo y equilibrado
Siempre en miras de optimizar su gestión, las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, deberán asumir perennemente los lineamientos de los planes de prevención y atención de emergencias y desastres desarrollando actividades para que la comunidad Venezolana reciba un trato justo y equilibrado en los servicios y productos

19.- PULCRITUD
Cuidado y esmerado en la conducta y el habla
Implica desde la apropiada presentación personal del servidor público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, en todo momento y cualquier circunstancia; hasta la adecuada preservación y mantenimiento de los recursos con que cuenta para la atención de emergencias; la preocupación de no aumentar su deterioro por desidia y sobre todo proteger los ambientes físicos de trabajo.

20.- PUNTUALIDAD, ASISTENCIA, PARTICIPACIÓN
Quien se hace Licenciado en Administración de Desastre y Gestión de Riesgos se compromete a estar siempre disponible para servir a los demás, pese a los sacrificios que esto demande
Se exige puntualidad, asistencia y participación para ser fieles a una idea fundamental: coadyuvar al mejoramiento de las condiciones de vida de la población Venezolana. Ser Administrador de Desastres y Gestión de Riesgo; requiere de un real compromiso, dedicación y participación al servicio; sacrificando muchos intereses particulares en beneficio del colectivo
21.- RENDICION DE CUENTAS
El rendir cuentas significa asumir responsabilidad ante la sociedad.
El servidor público en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; deberá asumir en el cumplimientos de sus actividades y funciones de una forma clara y transparente ante la sociedad; debido a que estas gozarán del derecho de solicitar rendición de cuentas de su gestión, por lo que estarán sometidos a la evaluación por las mismas comunidades organizadas; la gestión de este servidor público esta obligado a la modernización, optimización de los procesos y el buen uso los recursos; contribuyendo de esta forma en fortalecer la confianza de las sociedades en las instituciones del Estado.

22.- RESPETO
Miramiento, consideración, y deferencia; reconocimiento de la legitimidad del otro para ser distinto a uno
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; atenderán las necesidades de la población Venezolana, con un trato digno, cortés, cordial y tolerante sin prejuicios ni distinciones, reconociendo y considerando en todo momento los derechos, libertades y cualidades inherentes a la condición humana; utilizando al máximo los recursos con los que cuenta, dando siempre respuestas oportunas y adecuadas.

23.- RESPONSABILIDAD
Búsqueda constante del esfuerzo en el cumplimiento de los objetivos de la organización.
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, deben mostrar disposición en la búsqueda constante del esfuerzo en el cumplimiento de los objetivos de la organización; igualmente en la rendición de cuentas y asumir consecuencias como resultado de sus actividades tanto como ciudadanos como representantes del Estado. Su objetivo primordial estará enfocado en una gestión integral de riesgo que propicie el bienestar de la población e incentivar su confianza hacia las instituciones.

24.- SERVICIO
Siempre prestos en dar respuestas esmerada y oportuna, velando en salvaguardar la vidas y bienes de la población
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, deberán estar siempre atentos y prestos en dar respuestas esmerada y oportuna, a los llamados de la comunidad en la gestión y mitigación de riesgo, así como en la atención de emergencias y desastres, velando que sus acciones generen una mejor calidad de atención al garantizar la vida, los bienes, la dignidad y los derechos humanos de la población Venezolana.

25.- TRANSPARENCIA
Uso responsable y claro de los recursos en las actividades de la gestión y manejo integral del riesgo.
Las servidoras y servidores públicos en la Administración de Desastre, con el cumplimiento de los procedimientos previamente establecidos en la prevención y atención de desastre y gestión integral de riesgo, deberán permitir en un entorno de igualdad y equidad a toda persona que tenga interés legítimo en el asunto conocer los actos de servicio y mostrar un trabajo que no ofrezca dudas en relación al uso responsable y claro de los recursos públicos. El Administrador de Desastre deberá construir un ambiente de confianza para la comunidad hacia los objetivos primordiales en la reducción de riesgos y a la atención de emergencias.

EL DEBER MORAL



CAPÍTULO IV

Artículo 9.- Deber Moral
Es la obligación moral que afecta a cada servidora y servidor público de la Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; la cual se va a fundamentar en obrar y relacionarse con la población en general según los principios
y valores éticos ya establecidos.Artículo
10.- El Deber Moral con Sigo Mismo
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo, tienen un deber moral consigo mismo; ya que deben asumir sus roles con responsabilidad y profesionalismo; debido a que las decisiones que tomen tendrán consecuencias directas en el bienestar de la sociedad. Deberá desarrollar su trabajo conforme a los parámetros establecidos en las normativas legales vigentes. Todas sus actuaciones y decisiones las tomaran en forma objetiva, con fundamento en hechos verificables
Artículo 11.- Deber Moral con las Comunidades Organizadas
Las servidoras y servidores públicos en Administración de Desastre y Gestión de Riesgo; deberán fomentar la credibilidad de la sociedad en las instituciones públicas; a través de su principio fundamental, que es coadyuvar al mejoramiento de las condiciones de vida de la población Venezolana, por lo que deberá dar respuesta oportuna a sus solicitudes y requerimientos para salvaguardar sus vidas y bienes en todas sus formas, siempre respetando en todo momento la igualdad, equidad y los derechos humanos, generando acciones que prevalezcan el interés colectivo sobre el interés personal. Las comunidades organizadas gozarán del derecho de solicitar rendición de cuentas en la gestión del administrador de desastre, como también el derecho a participar en las determinaciones en la gestión integral de riesgo de su entorno que les afecten.
Artículo 12.- Deber Moral con el Medio Ambiente
Es obligación fundamental del Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo, con la activa participación de las comunidades organizadas, generar actividades que estimulen el reciclaje y a su vez garanticen que la población se desenvuelva en un ambiente donde el aire, el agua, los suelos, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, los parques nacionales y monumentos naturales sean especialmente protegidos, de conformidad con la leyes. El administrador de desastre deberá participar en todas aquellas actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas y dirigirlas a que contribuyan a la no generación de nuevos riesgos.

Artículo 13.- Deber Moral con las Demás Entidades del Estado
El Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo, trabajara en forma coordinada con los distintos organismos e instituciones del Estado especialmente con aquellas que conforman el sistema de seguridad ciudadana, con el objetivo de mantener y restablecer el orden público, apoyar las decisiones de las autoridades competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos constitucionales, y en optimizar los recursos y la oportuna respuesta a la comunidad.
Artículo 14.- Deber Moral con los Medios de Comunicación
El Administrador de Desastre y Gestión de Riesgo, suministrara información permanente, oportuna y veraz a todos los medios de comunicación con el propósito de generar corresponsabilidad y garantizar un manejo adecuado de la información al estructurar una base formativa que sustente el proceso de desarrollo de la cultura nacional en la prevención, mitigación de eventos adversos Durante la fase de atención de los desastres este servidor público deberá mantener al tanto a la población con la información necesaria para generar confianza, reduciendo la ansiedad, diluyendo los rumores, igualmente informar a las distintas instituciones públicas y privadas con el objeto de canalizar coordinadamente la participación social en la administración de los recursos.

PROHIBICIONES ÉTICAS DEL LICENCIADO EN ADMINISTRACIÓN DE DESASTRE


CAPÍTULO V

PROHIBICIONES ÉTICAS DEL LICENCIADO EN ADMINISTRACIÓN DE DESASTRE


Artículo 15.- Mantener una Conducta que Pueda Afectar sus funciones
Mantener una conducta no adecuada y observar en sus relaciones con sus superiores, subordinados y con el público situaciones en cuyo contexto sus intereses en su entorno personal, laboral o económico pudieran estar en conflicto con el cumplimento de los deberes y funciones tanto en la administración de emergencia y/o desastre como en la gestión de riesgo.

Artículo 16.- Valerse del Cargo para Obtener Beneficios Indebidos
Directa o indirectamente en el cumplimiento de sus funciones, por influencia de autoridad o utilización de información privilegiada recibe o procura obtener beneficios, ventajas recompensas, indebidas o participa en transacciones u operaciones financieras, de procedencia dudosas, para sí o para otros.


Artículo 17.- Involucrarse en Acciones de Proselitismo Político
En el ejercicio de sus funciones hacer uso de infraestructura, bienes o recursos públicos para realizar propaganda o actividades de orden política u ostentar distintivos que los acrediten como miembros de un partido político.


Artículo 18.- Hostigar y/o Acosar
Se establece como prohibición para el administrador de desastre el hecho de hacer uso de presiones, amenazas, acoso laboral, acoso sexual o inducir a otros servidores públicos o subordinados a la realización de acciones dolosas que de una forma u otra puedan vulnerar la dignidad y derechos de las personas consagrados en las leyes.

PRINCIPIOS ÉTICOS DEL EJERCICIO PROFESIONAL DEL BOMBERO




PRINCIPIOS ÉTICOS DEL EJERCICIO PROFESIONAL DEL BOMBERO
METROPOLITANO DE CARACAS



El mundo actual plantea a los Bomberos Venezolanos nuevos y grandes desafíos. Nuevas formas de energía y de tecnología (controladas y no controladas), ciudades más grandes y complejas, atentados terroristas antes impensables, conmociones diversas por razones étnicas, religiosas, civiles o políticas, enfermedades, virus y bacterias que reaparecen, vehículos que se desplazan a enormes velocidades e industrias que manejan materiales peligrosos, se suman a los trastornos con que nos golpea periódicamente la naturaleza.

Sin embargo, sería un grave error pensar que basta con el conocimiento y estudio técnico para garantizar nuestro futuro. Por el contrario, si queremos perdurar, tendremos que ser fieles a aquellos principios y valores que han ganado para las organizaciones bomberiles venezolanas, el respeto y la admiración de todos sus conciudadanos. Como integrantes de una sólida organización, es nuestro deber mantener siempre una conducta que haga posible que nuestra hermosa labor subsista. Solo así nadie pensará jamás que es necesario dar, desde afuera, normas o estructuras a nuestras Instituciones

CONDUCTA
No se puede ser Bombero sólo en los procedimientos que se atienden. Nuestros principios y valores deben estar igualmente presentes en las acciones cotidianas que realizamos dentro de la Institución, y extenderse a nuestras relaciones con la comunidad a la que pertenecemos. En efecto, es frecuente que se llame a los Bomberos “Caballeros del Fuego”. Hay en ello algo más que un reconocimiento al valor, entereza y serenidad con que se enfrentan los riesgos del siniestro. Es también un compromiso de mantener, siempre y en todo lugar, una actitud digna, educada y cortes, que sea un vivo ejemplo de conducta.

PUNTUALIDAD, ASISTENCIA, PARTICIPACIÓN Y COMPROMISO
Es cierto que a los Bomberos se ingresa voluntariamente, sin embargo, esto no significa que el servicio a la comunidad sea algo que se pueda prestar o no prestar, según nos parezca cada día. Quien se hace Bombero se compromete a estar siempre disponible para servir a los demás, pese a los sacrificios que esto demande. Exigimos puntualidad, asistencia y participación para ser fieles a una idea fundamental: Ser Bombero requiere un real compromiso y dedicación al servicio, sacrificando muchos intereses particulares en beneficio del colectivo.

DISCIPLINA
El duro trabajo en siniestros hace imprescindible que se actúe con máxima disciplina. Al estudiar los procedimientos tácticos con que se enfrenta una emergencia, se comprueba que se requiere TRABAJAR EN EQUIPO, y eso significa que nadie puede actuar a motus propio: con ello pondría en peligro no sólo el éxito de la tarea, sino incluso las vidas de sus colegas. Para que la Disciplina sea parte de nuestra forma normal de conducirnos, debe ser permanente, y no sólo durante los incendios. Por eso, la Institución Bomberil es esencialmente jerárquica, lo que se expresa en muchas formas.

En primer lugar, en el modo en que se recibe y saluda a los superiores. Usualmente, se dispone que los subalternos, al dirigirse a un superior, antepongan la palabra “MI”: “Mi Comandante”, “Mi Capitán”, “Mi Sargento”, “Mi Cabo”. La palabra “mi” significa que reconocemos en esa persona un rango que nos coloca bajo su mando. Lo anterior no significa asumir actitudes graves y formales, que impidan la alegría de compartir sanamente la vida Bomberil. Se trata solamente de “saber ubicarse”. Cuando se está en actividades institucionales, se evitará el tuteo y se designara al superior por la jerarquía que ostenta. Al ingresar una autoridad a cualquier recinto Bomberil, debe suponerse que lo hace de modo oficial, y en consecuencia se lo saludará de pie. Ante personas ajenas a la Institución, se deberá ser igualmente cuidadoso. La familiaridad y confianza, tan propias de la amistad que debe darse entre Bomberos, se reservarán para las oportunidades y lugares que correspondan.

LEALTAD
En relación al punto anterior, en efecto, la Disciplina es algo más que saludar formalmente a un superior, o acatar sus órdenes mecánicamente. Por el contrario, debe ser un esfuerzo real y sincero por ser “uno más en el equipo”, lo que significa que procuraremos sinceramente cumplir del mejor modo posible. Más aún: no se trata de una actitud servil, que nos impida pensar por cuenta propia o prohíba discrepar. Por el contrario, las sugerencias planteadas en forma oportuna, respetuosa y constructiva serán usualmente bien recibidas. Y si llega el momento en que encontramos algo que criticar, lo haremos tal como lo hacen los amigos y los hombres de honor: cara a cara, con respeto, sin ofensas, exponiendo con tranquilidad las ideas propias y siempre dispuestos a reconocer que era uno mismo el equivocado.
Antes de sugerir o criticar, hay que preguntarse:
• ¿Es el momento apropiado? Puede que las circunstancias no sean adecuadas para tratar el asunto con la calma requerida.
• ¿Es el lugar conveniente? Un pasillo o el casino pueden ser lugares inadecuados para conversar serenamente un tema delicado.
• ¿Están presentes las personas necesarias? Puede que haya demasiada gente para conversar con reserva y discreción, pero también es inconveniente tener que referirse a personas ausentes.
• ¿Cuál es el mensaje positivo que voy a entregar? Porque es fácil criticar, “ser general después de la batalla” o dar ideas obvias para que las realicen los demás. Colóquese “en el lugar del otro”, y vea lo que usted puede hacer en relación a su sugerencia o critica.

CORTESÍA
Otro aspecto que podemos vincular a la Disciplina es la CORTESÍA. Si un Bombero ha de merecer que se le llame “Caballero del Fuego”, deberá cuidar que su trato sea siempre educado y digno, especialmente ante la comunidad. Un lenguaje correcto, modales comedidos y adecuada presentación personal harán que nos podamos enorgullecer no sólo de la eficiencia profesional, sino también de la calidad humana de nuestros Bomberos. Es muy grato, por ejemplo, que los Bomberos se pongan de pie cuando ingresa una dama, que demuestren respeto a los mayores o que sepan conducirse correctamente en un acto social. Así, nuestra conducta engrandecerá a la Institución.

TRADICIÓN
Un aspecto adicional de la DISCIPLINA es la forma en que los Bomberos respetan y cumplen las TRADICIONES de su Institución. La marcialidad y el orden con que se realizan los Actos, la veneración a las reliquias de los mártires y a los emblemas institucionales, las muestras de afecto y distinción a los Fundadores, Jubilados, Bomberos más antiguos o los lugares del Cuartel de acceso restringido, son costumbres que, si existen, deben preservarse cuidadosamente. Sólo quienes saben mantener las tradiciones positivas tienen derecho a plantear innovaciones en aquello que los tiempos requieren.

PROTOCOLO
También se vincula a la Disciplina el cumplimiento de las normas de PROTOCOLO que se aplican en ceremonias y actos bomberiles. Sin embargo, conviene recordar que la CORTESÍA hace conveniente que, si se produce un error en este sentido, y sabemos que no hay en él, animo evidente de perjudicarnos, procuremos obviar la situación para hacerla presente con ánimo constructivo y ecuánime en el lugar y momento oportuno.

UNIFORMES

De especial importancia es el debido uso de los UNIFORMES INSTITUCIONALES. Al portarlo debemos ser extremadamente cuidadosos en nuestra conducta y comportamiento, porque ello compromete a la Institución como un todo. ¿Qué imagen se puede formar la comunidad sobre el respeto que le tenemos a nuestro uniforme, si nos ve asumiendo actitudes contrarias a la moral y buenas costumbres Institucionales, Personales y Ciudadanas?. El Uniforme se usa completo y correcto o no se usa. No es adecuado que en público nos desabrochemos la camisa, o la guerrera, nos quitemos el Kepis o el casco, etc. Los premios, Condecoraciones y Distintivos se exhiben en el Uniforme sólo del modo prescrito por la Institución. Nadie puede agregar nada a su Uniforme si para ello no ha sido autorizado por una Resolución General o particular. En todo caso, es recomendable ser sobrios en su uso. Por ejemplo, en el caso de las medallas por años de servicio, bastaría con lucir la última.

RELACIONES CON LA COMUNIDAD
La máxima representación del Cuerpo de Bomberos la ejerce legalmente el Comandante General, quien es así su voz autorizada. En nuestra Institución además del Comandante General y Segundo Comandante, están plenamente delegados por ellos para ejercer la representatividad del Comando ; el Inspector General de los Servicios y los Gerentes de las diferentes Áreas Operativas y Administrativas, que coadyuvan en la difusión de las políticas y objetivos Institucionales hacia los públicos internos y externos. No quiere decir esto, que no existan otros funcionarios que puedan asumir la representación del Cuerpo, pueden asumirla siempre y cuando reciban la delegación de la función expresamente por la autoridad respectiva.
Sin embargo, la imagen Bomberil es una permanente responsabilidad de cada uno de sus miembros, y la conducta privada de un Bombero debe ser siempre tan correcta como para que la Institución no tenga que avergonzarse de contarlo en sus filas, y por el contrario, pueda enorgullecerse de él. En consecuencia, deben mantener orden, compostura y seriedad, y en lo posible permanecer en el carro u otro lugar apropiado, atentos a las órdenes de sus oficiales.

FORMACIONES Y DESFILES
Un momento muy significativo para la Institución Bomberil es aquel en que sus miembros participan en una formación, parada o desfile, especialmente si esto se realiza ante la comunidad. No se trata, evidentemente, de competir en marcialidad con otras Instituciones, pero son ocasiones en que se pone a prueba el orden y la disciplina de la Institución, permitiendo además al público apreciar a “sus” Bomberos y demostrarle su admiración y respeto.
Aunque existe, evidentemente, un origen militar común para las normas que se aplican en formaciones, paradas y desfiles, existe bastante diversidad de un Cuerpo a otro, por variadas causas. Esta diversidad, al igual que la de carros, equipos, cascos, parches, kepis, franelas, etc., es parte de la tradición Bomberil y constituye un aspecto visualmente grato a la comunidad, que de todos modos considera a la Institución Bomberil como una sola.

EL MANDO (Obedecer y Mandar)
Los Bomberos deben estar siempre preparados para ejercer el mando. Esto significa que deben conocer adecuadamente las disposiciones que corresponde aplicar en cada caso, y desarrollar oportuna y sistemáticamente las condiciones requeridas para ello. Una primera y fundamental idea es que no sabrá nunca mandar quien no ha aprendido a obedecer. Por lo mismo, los Bomberos deben considerar, cada vez que les corresponde actuar como subordinados, que participan de una lección, en la cual el cuidadoso análisis de lo que hacen sus superiores les permitirá conocer la forma correcta en que debe procederse en cada caso, (siempre y cuando el superior actué con ética y correctamente).
Así comprobará que ejercer el mando no es una oportunidad de demostrar superioridad o prepotencia, sino una forma de servicio a los demás, coordinándolos, organizándolos y guiándolos como equipo. La confianza en los demás se traduce en que los demás confíen en uno. La firmeza de carácter, ajena a todo despotismo o arbitrariedad, ganará el respeto y adhesión de los subordinados. El conocimiento de las normas y procedimientos permitirá ejercer el mando de modo eficiente y previsor. Todo lo anterior dará a quien manda la serenidad que le permitirá actuar con firmeza y entusiasmo. De ese modo los logros serán compartidos: el jefe estará orgulloso de su gente y la gente admirará a su jefe